ULTRAVIOLETA

Los efectos germicidas de la luz ultravioleta (UV) con longitudes de onda en torno a 260 nm son bien conocidos desde hace más de 100 años.
 
Su utilización ha ido incrementándose en los últimos años puesto que presenta una serie de ventajas respecto a los sistemas de desinfección con productos químicos, puesto que la luz UV prácticamente no altera la composición físico-química del agua, es muy efectiva contra cualquier tipo de microorganismo (algas, bacterias, virus, hongos, levaduras, etc.), minimizando además los riesgos derivados de la manipulación y dosificación de productos químicos, además de ser amigable con el medio ambiente.
 
Para el correcto funcionamiento y desinfección del agua únicamente es necesario un correcto dimensionamiento de la dosis aplicada mediante la adecuada elección del equipo a instalar previa comprobación del estado de turbidez del agua de aporte, ya que un exceso de la misma disminuye la eficacia del equipo ultravioleta por efecto de apantallamiento de la radiación en los sólidos en suspensión. Debido a esto, para la elección del sistema suministrado debe aportarse datos de turbidez, transmitancia o sólidos presentes en el agua tratada. Por norma general, suele ser necesaria la preinstalación de un filtro a la entrada del equipo ultravioleta para asegurar el correcto funcionamiento del mismo.
Los UV tienen el beneficio añadido de ser capaces de desactivar microorganismos resistentes al cloro como Cryptosporidium y Giardia
 
La desinfección UV no forma subproductos ni incide en el sabor u olor del agua. Se integra fácilmente en los procesos de tratamiento existentes porque no altera, ni es afectada, por la química del agua (ej. pH).
 
Los sistemas UV son extremadamente compactos debido al bajo tiempo de retención para los UV (en la mayoría de los casos inferior a un segundo). Esto permite en plantas existentes el fácil reacondicionamiento de sus procesos para incorporar la desinfección UV.
 
Los esterilizadores ultravioletas se emplean para diferentes aplicaciones: acueductos, sistemas de agua municipales, aguas de pozo, piscinas, fuentes, acuarios, hospitales y centros de enseñanza, restaurantes, industria alimentaria y química, y todas las aplicaciones donde el agua ha de ser microbiológicamente pura.